La aplicación de la tecnologías decentralizadas en especial “blockchain” son vistas como una de las grandes promesas de la agricultura para lograr trazabilidad con "valor agregado", repartir ayuda o mejorar la transparencia.

En las largas cadenas de alimentación, donde es difícil seguir el rastro de los productos desde su elaboración hasta su venta, se pretende usar esta tecnología, para lograr una mayor eficiencia, en la identificación de externalidades positivas o "intangibles", si no que también en la transferencia de estos incluso hasta el cliente final.

La marca holandesa de comercio justo Moyee Coffee quiere abrirse a los consumidores para que sepan cuánto del valor que pagan se queda en Etiopía, de donde proceden los granos de café, y cuánto va al extranjero, explicó recientemente en un acto en Roma uno de sus responsables, Sander Govers.

Hasta 350 agricultores han sido entrenados para aumentar la producción cafetera y trazarla desde el origen, después de lo cual se crea un bloque por cada paso en la cadena y se introducen los datos en el sistema, incluyendo los contratos con los productores y el resto de transacciones.

Una máquina de inteligencia artificial determina la calidad y cantidad de los granos para fijar los pagos, y al final el consumidor ve toda la información mediante un código QR (de respuesta rápida) colocado en la parte inferior del producto, según Govers.

La estrategia va dirigida a los potenciales compradores que, estando dispuestos a pagar más si hay garantías de que los agricultores están bien remunerados, no terminan de fiarse de los sellos tradicionales.

En los últimos cuatro años, a nivel global se han invertido más de 5.000 millones de dólares en explorar las posibles aplicaciones del blockchain, según datos recogidos por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura.

Si en el sector financiero se está probando esa tecnología para entender mejor el funcionamiento de las inversiones, en el mundo de la ayuda al desarrollo se piensa en ella para la entrega de dinero a los más necesitados, las remesas y las compras públicas.

En Jordania, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) proporciona fondos a más de 100.000 refugiados sirios, que lo reciben en cuentas de blockchain donde se pueden verificar todas las transacciones.

Ante la dificultad de que los bancos otorguen préstamos a los refugiados por falta de confianza, la agencia ha hallado una alternativa con la que asegurarse de que los beneficiarios perciban el dinero.

“Es eficiente, transparente, seguro y confidencial. En año y medio hemos transferido 19 millones de dólares a poblaciones vulnerables“, explicó la especialista del PMA Hila Cohen, que espera replicar la experiencia en el Cuerno de África.

La experta de la Universidad de Wageningen (Holanda) Lan Ge destacó que la cadena de bloques ofrece el “paradigma de la confianza distribuida”, favoreciendo la transparencia con transacciones automatizadas y datos inalterables.

Mario Briones

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